Ahora tengo la playa a escasos 15 minutos. No es la playa más bonita del mundo, pero para oler la sal, ver las olas y sentir el sol en la piel, me vale.
Por eso cuando en el cole se acaban las clases por la tarde, solemos ir varias veces a la semana a la playa. No nos bañamos, yo sola con los dos, en un mar que suele estar crispado de olas, en una playa con mucho desnivel, no me atrevo, pero echamos las toallas en la arena, en mi caso saco el libro, los niños las palas y pasamos mínimo dos horas de tranquilidad y relax.
El Saler es famoso por sus dunas. No hay parque de ciudad, toboganes o columpios más divertidos. Joan y Marcos corren por las dunas de arena como si fuera la primera vez. Se lanzan rodando duna abajo, saltan, juegan con los insectos que se encuentran entre las plantas... sencillamente, les encata.
La semana pasada no hubo clases una tarde y como hizo amago de buen tiempo nosotros comenzamos nuestro idilio particular con la playa....
Haces unas fotos preciosas, felicidades! te sigo de cerca! muuaks!
ResponderEliminarGracias Anixu, por pasarte y quedarte. Besitos!
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